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ETERNA PROMESA ¿Por qué no da mejor vino
el sauvignon en Rueda? HELIO SAN
MIGUEL
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| Racimo de sauvignon
blanc. | La sauvignon blanc, una
de las cepas más conocidas del mundo, fue introducida hace unos 20
años en Rueda donde prometía grandes blancos cuando el gurú bordelés
Emile Peynaud la recomendó a Marqués de Riscal. La cosa resultó
convincente y hoy rara es la bodega con aspiraciones de calidad que
no produce un varietal de sauvignon blanc. Sin embargo, tras dos
décadas (un tiempo más que suficiente), más rara es aún la que ha
conseguido elaborar con ella un vino que vaya más allá de ser un
blanco estimable, pero con escasas aspiraciones de grandeza. Parece
llegado el momento de hacer una reflexión sobre el potencial y la
realidad de esta variedad en nuestros suelos, pues lo que fue una
promesa debería haberse tornado ya en realidad.
La sauvignon
blanc es una casta de probada nobleza y calidad, de la que salen los
vinos de Pouilly Fumé, Sancerre y alrededores en la región del
Loira, y es un componente fundamental en los blancos secos y dulces
de Burdeos. En los años 80 el éxito de un vino, el Cloudy Bay, la
convirtió en la reina de la viticultura de Nueva Zelanda,
catapultándola a cotas tan altas que la influencia de su estilo se
ha dejado sentir en poco más de una década hasta en el propio Loira.
En California, Robert Mondavi tuvo la genial ocurrencia de
rebautizarla con el nombre de Fumé Blanc (expresión que todavía
aparece en muchas etiquetas) y obtuvo un gran éxito en un primer
momento hasta que sufrió no sólo la comparación con la omnipresente
chardonnay, sino que fue tratada de la misma manera, resultando en
muchos casos en la eliminación de su frescura y su peculiar perfil
aromático, cubierto por una manta de roble.
Sin embargo,
en los 90 los blancos de sauvignon blanc californianos han dado un
salto cualitativo colocándose muchas bodegas muy cerca del nivel de
calidad del Loira y Nueva Zelanda. También producen muy buenos y
personales varietales de sauvignon blanc en Sudáfrica y nordeste de
Italia, y estimables en otras latitudes, desde Chile a Eslovenia.
¿Por qué en España no han alcanzado los mismos niveles
de calidad? Nadie parece reparar en ello, pero los sauvignon blanc
de Rueda llevan ya muchas cosechas a sus espaldas sin un progreso
significativo y se les debería exigir mucho más que lo parece ser su
único atributo: el que son baratos comparados con la ompetencia
extranjera. Por ello y por el hecho de ser los sauvignon blanc
locales, disfrutan de un envidiable y controlado mercado interno.
Sin embargo fuera de nuestras fronteras se encuentran en general en
el furgón de cola en estrictos términos de calidad, e incluso en su
modesto nivel de precios tienen (y los bodegueros lo saben y casi no
los exportan) una dura competencia con los chilenos y el segmento
más bajo de neozelandeses y sudafricanos.
No queremos
decir que los sauvignon blanc de Rueda (y los pocos que hay en el
resto el país) sean uniformemente malos, sino que no alcanzan el
nivel que sería esperable en unos vinos que se llevan haciendo dos
décadas y que están elaborados con una cepa de probada grandeza en
otras latitudes. Vamos, que la sauvignon blanc no es la viura y que
se puede sacar mucho más partido de ella, como otros han hecho en
otras regiones en mucho menos tiempo. Tampoco es creíble que
nuestros bodegueros vivan en el limbo y estén sinceramente
convencidos de que sus sauvignon blancs tienen un auténtico nivel
internacional, pese a que una crítica complaciente les concede
puntuaciones excesivamente altas, precisamente por su originalidad
dentro del pobre panorama nacional de blancos, que se torna muchas
veces en mediocridad una vez que salen del muro protector de
nuestras fronteras.
¿A qué se debe pues, el discreto
nivel de calidad de los sauvignon blancs españoles? En este caso no
se pueden alegar normativas restrictivas. La excusa del tiempo que
requiere conocer la uva o la juventud de las cepas tampoco vale, no
sólo por llevar plantada más de 20 años, sino porque los bodegueros
españoles han entendido bien otras variedades foráneas en mucho
menos tiempo y con cepas más jóvenes. Y también porque los
extranjeros han sacado mayor partido de la sauvignon blanc en menos
tiempo también, lo que debería ser una referencia inexcusable.
¿Hay pues una falta de ambición o exceso de inseguridad,
un no intentar jugar la liga de campeones pues se está bien ganando
la local? ¿Hay carencia de conocimientos por parte de nuestras
bodegas? ¿Quizá no se esté prestando la debida atención a las viñas
y su producción? ¿O tal vez no sea la sauvignon blanc una cepa que
se adapta de la forma esperada a los suelos y al clima de Rueda? A
estas alturas parece llegada la hora de hacerse éstas y otras
preguntas. Tal vez haya un desconocimiento de los niveles alcanzados
en otros países o una dejadez por intentar extraer lo mejor de la
misma como resultado de estar instalados en su cómoda situación de
proveedor local de vinos de sauvignon blanc. Sin embargo, esto es
algo que tarde o temprano se acabará con la cada vez mayor entrada
de vinos extranjeros, una mayor exigencia por parte del público y
una mayor calidad de otros blancos nacionales (empezando por los
propios verdejos de la misma Rueda, que parecen ser la apuesta de
calidad de casi todas las bodegas).
Por otro lado, si la
razón fuera que la sauvignon blanc no da verdaderamente para más en
Rueda ¿para qué seguir con ella? Tal vez sea el momento de
profundizar en la verdejo y de considerar otras posibilidades. Hay
varias bodegas experimentando con la poco original chardonnay y con
variedades gallegas, alsacianas y alemanas cuyos resultados no
terminamos de ver y que pueden tener problemas de aclimatación.
Otras opciones pueden ser la malvasía que se encuentra
bien adaptada en Toro, la godello, variedades portuguesas de cierta
cercanía geográfica (arinto, bical, encruzado), y probablemente el
casi inexplorado potencial de las variedades del Ródano (marsanne,
roussane, viognier), con las que algún enólogo de las cercanías ya
está experimentando y que a primera vista pueden parecer más
propicias para el clima castellano.
Todo menos seguir
así. Una zona que tras 20 años de experiencia no consigue hacer
un gran vino con una de las grandes cepas del mundo debería
plantearse su falta de ambición, de capacidad o de idoneidad, y
hacer algo al respecto.
Fecha de publicación: 15.05.2001
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