Ermita de la Virgen de la Vega
Introducción
"Fray Antonio de San José Pontones: Arquitecto, Ingeniero y tratadista en España (1710-1774)", presentada por Pablo Cano Sanz en la Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Geografía e Historia, en 2004.
Esta tesis constituye, hasta el momento, la única monografía existente sobre la arquitectura del padre Pontones, investiga sobre este extraordinario monje jerónimo y su obra planteándose los siguientes objetivos: 1- Conocer la mayor cantidad de datos posibles sobre su biografía; 2- Elaborar un catálogo extenso de su obra; 3- Establecer cuáles on las características principales en su estilo; y 4- Perfilar el sentido, el valor y la trascendencia de su actividad arquitectónica.
Estilísticamente, la obra de fray Antonio representa una alternativa entre clasicismo español, barroco italiano e ingeniería francesa. Un apartado a tener muy en cuenta en el padre Pontones es su enorme producción artística; fray Antonio interviene en 171 edificios con más de 50 trazas documentadas, lo que le convierte, casi con toda seguridad, en el arquitecto más prolífico de su Orden. Otro de los aspectos de mayor modernidad son los puentes del padre Pontones, de gusto claramente francés, con una relación pila-vano de 1/4, cuando lo normal era 1/2 o 1/3 en nuestro país.
Entre los trabajos de este arquitecto, en lo relativo a Alcazarén, se encuentran: la "Capilla del Carmen" en la iglesia de Santiago Apóstol (también en esta web), el camarín dedicado a la "Virgen de la Vega" en la ermita del mismo nombre y reparaciones en el puente "Mediana". Uno de los hallazgos más importantes de esta tesis doctoral fue la localización del mencionado camarín, diseñado por fray Antonio, pues se trata de una de las construcciones que mejor refleja el estilo de Francesco Borromini en España. A continuación se plasma el apartado, extenso y detallado, dedicado al camarín de la ermita (hoy dentro del cementerio de la villa):
El camarín [Real Academia Española: Capilla pequeña colocada algo detrás de un altar y en la cual se venera alguna imagen] es una de las manifestaciones arquitectónicas más interesantes en la España de los siglos XVII y XVIII. Se podría definir como una cámara independiente, que aparece detrás del altar mayor. Su disposición es variable; unas veces, lo encontramos elevado sobre un primer cuerpo, que puede actuar como sacristía, mientras que en otras ocasiones está construido a la misma altura y nivel que el resto del templo; sea como fuere su tipología, el camarín se convierte en un espacio autónomo, que sirve para impulsar la fe y el culto hacia una determinada imagen. Nos encontramos, por tanto, ante una dependencia donde arquitectura, escultura y pintura se funden en un todo indisoluble, con el objetivo de transmitir un mensaje emocional en el devoto, que es rodeado por un contexto casi siempre muy decorativo, típico en la teatralidad del Barroco.
Pontones en sus primeros años como arquitecto pudo observar algunos de los más importantes camarines de la zona castellana, como por ejemplo el que existe en la capilla de la Virgen de las Angustias de Valladolid (i). Su ingreso en La Mejorada nos hace suponer, que fray Antonio pudiese conocer el cercano camarín de la capilla de Nuestra Señora de la Soterraña de Olmedo (ii). Es sensato pensar, asimismo, que su inclusión en la Orden de los Jerónimos también pudo facilitarle el conocimiento del espectacular camarín, que había sido levantado en el Monasterio de Guadalupe (Cáceres) (iii), e incluso la visualización de los existentes en la basílica y sacristía del Real Monasterio de El Escorial (Madrid), lugar desde el que escribe correspondencia con fecha del 30 de noviembre de 1756 (iv).
Precisamente, fray Antonio de San José es el autor de un sorprendente camarín, que posee una planimetría fuera de lo común (Fig. 79), por estar en perfecta sintonía con el arte de Francesco Borromini. Se trata, así pues, de una de las obras más importantes dentro del catálogo del monje jerónimo, que merece un estudio independiente, con respecto al resto de su producción arquitectónica.
(Fig. 79). Planta del camarín, reconstrucción ideal, ya que las dos primeras concavidades del
exterior no han llegado hasta nuestros días; dibujo realizado por el arquitecto Flavio Monje.
EL CAMARÍN DEDICADO A LA VIRGEN DE LA VEGA, EN ALCAZARÉN (VALLADOLID).
Estado de la cuestión.
La ermita de la Virgen de la Vega de Alcazarén se levantaba a poco más de un kilómetro de su casco urbano. Este edificio religioso fue derribado prácticamente en su totalidad después de la Guerra Civil española, convirtiéndose su solar y terrenos limítrofes en el actual cementerio de Alcazarén. Afortunadamente, los vecinos de esta población vallisoletana dejaron en pie el camarín (Figs. 80, 80.1, 80.2, 80.3), que en la actualidad es utilizado a manera de capilla mortuoria dentro del campo santo.
La desaparición de la ermita y la creación de una necrópolis en torno al camarín ha provocado que éste pasase totalmente inadvertido ante los ojos de algunos historiadores del arte, autores de brillantes investigaciones sobre los camarines barrocos vallisoletanos (1967) (v), la arquitectura y las obras de arte pertenecientes a la villa de Alcazarén (1977) (vi), o el análisis pormenorizado de las ermitas existentes en la provincia de Valladolid (1987) (vii).
La historiografía de la década de los noventa sigue desconociendo la existencia física de este importante camarín, pero por vez primera se publica una noticia documental sobre su construcción, cuya descubridora fue Mª Antonia Fernández del Hoyo (1990), quien atribuye la traza del camarín al padre Pontones (viii); este valioso dato será recogido por María del Carmen González Echegaray (1991) (ix), así como por Mª José Redondo Cantera y José Menéndez Trigos (1996) en un artículo casi monográfico sobre Antonio de Pontones (x).
(Fig. 80). Vista exterior del camarín de la Virgen de la Vega, donde se combina un rítmico
juego de curvas y rectas; obsérvese el muro perimetral del cementerio, barrera que ha
posibilitado su conservación y al mismo tiempo el desconocimiento por parte de la crítica.
El edificio no ha sido incluido dentro del "Catálogo de Bienes Inmuebles Declarados" de Castilla y León.
(Fig. 80.1). ANÓNIMO. Virgen de la Vega; imagen de alcuza, ataviada con indumentaria ornamental.
Actualmente se encuentra en la iglesia de Santiago; el camarín proyectado
por el padre Pontones pretendía impulsar la devoción de los fieles sobre esta talla.
(Fig. 80.2/3). Cementerio de Alcazarén; vista general del emplazamiento que ocupaba la
ermita, conservándose únicamente el camarín del padre Pontones, cuya puerta de
acceso y actual muro de cerramiento son obras de mediados del siglo pasado.
El actual estado bibliográfico en el que se encuentra el camarín de la ermita de la Virgen de la Vega provoca que las siguientes líneas sean el primer intento de adentrarse en la concepción arquitectónica de un edificio, que hasta el momento permanecía inédito en lo que se refiere a su análisis formal. Nuestra aportación se concentra, por tanto, en el estudio estilístico de este pequeño camarín, presentando planta, sección y alzado de su estado actual y de cómo podría ser en el siglo XVIII, en un intento de reconstrucción ideal. Esta contribución es complementada con algunas novedades documentales, que aclaran diferentes particularidades sobre los patronos, el arquitecto y el constructor de la obra.
Clientes y tracista en el proceso constructivo.
Los Aguasal fueron una familia que residió en Alcazarén durante el siglo XVIII; los ingresos y propiedades de algunos de sus miembros permitieron financiar la construcción de un camarín dedicado a la Virgen María, imagen a la que tuvieron una gran devoción (xi).Gracias a la escritura testamentaria de Juan del Aguasal Oro, sabemos con certeza documental, que desde por lo menos el 17 de noviembre de 1747 ya se tenía la idea de construir un camarín en la ermita de la Virgen de la Vega, para cuya realización concedió 500 reales, tal y como consta en el siguiente documento:
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"Y asimismo mando se den de mis vienes para ayuda a hazer el camarin de la d(ic)ha ermita de Nra. Sra. de la Vega de esta villa (de Alcazarén) quinientos r(eale)s de vellon a el t(iem)po que se haga d(ic)ho camarin y en el caso de no necesitarse todos para d(ic)ha obra su m(erce)d d(ic)ho Sr. Vicario les distribuya en lo que le pareziese menesteroso para d(ic)ha ermita" (xii).
En fecha aún indeterminada Sebastián del Aguasal Villanueva, uno de los siete hijos de Juan del Aguasal Oro (xiii), solicitó licencia al obispo de Segovia para levantar el mencionado camarín (xiv). Así pues, Sebastián recogió el testigo de su padre, convirtiéndose en el auténtico impulsor de este recinto devocional, tanto en su inicio como en la finalización, por hacerse cargo de la mayor parte de los gastos, así lo indica en una de las cláusulas de su testamento: "es mi volunttad que de mis vienes se concluia la obra del camarin de Nuestra Señora de la Vega" (xv).
Juan Antonio del Aguasal Villanueva, hermano de Sebastián, fue el tercer patrocinador en la construcción de este camarín. Custodiaba los 500 reales que su padre había dejado para las obras, y asimismo, concede otros 100 reales más, como "ayuda" para su perfecta finalización (xvi).
El camarín estaba terminado en lo que se refiere a su estructura desde antes del 15 de febrero de 1762, únicamente quedaba por realizar la decoración de yeserías, que cubriría la parte alta de este recinto religioso, con un programa iconográfico que exaltase el culto a la Santísima Virgen (xvii). El 10 de junio de 1763 se indica que esa ornamentación está todavía por hacer (xviii) y creemos que nunca se llevó a cabo, porque en la actualidad no existe ningún vestigio sobre ella.
No se ha encontrado la traza ni el pliego de condiciones de obra, pero es muy posible que fray Antonio de San José Pontones fuese el arquitecto encargado de dar el diseño para este nuevo camarín, un razonamiento que justificamos a través de dos sólidas pruebas documentales: primera, Pontones fue quien "ajustó" su presupuesto económico en tan sólo 100 ducados (xix), que deben equivaler a 1.100 reales (xx), cifra escasísima, pero habitual en otras construcciones de este artista (xxi), rasgo que por otra parte le enorgullecía; y segunda, las últimas voluntades de Sebastián del Aguasal confirman la plena confianza que tenía en el monje jerónimo, tracista al que deja total libertad para solucionar cualquier contratiempo en el proceso constructivo del camarín: "Es mi voluntad (que) se esté y pase por lo que (el) dicho Reverendo Padre Pontones diga" (xxii). Un tercer detalle a favor de la autoría de fray Antonio se encuentra en la presencia de don Diego Ramírez de Arellano dentro de la obra, sacerdote "comisionado" por el señor obispo para velar por la perfecta construcción del camarín de la Virgen de la Vega (xxiii); y cuyos resultados provocaron que el propio don Diego solicitase a fray Antonio de San José una nueva traza para la construcción de una capilla en la parroquia de Santiago de Alcazarén, que fue dedicada, en este caso, a la Virgen del Carmen (xxiv).
Antonio Cecilia fue el ejecutor de las obras del camarín de la Virgen de la Vega y de una serie de reparaciones en la capilla mayor de su misma ermita [quizás, en aquella época, la ermita fuera totalmente distinta a la ermita que nos han descrito nuestros mayores (principios del siglo XX) y que se describe a continuación]. La realización de estas dos construcciones de forma paralela provoca la confusión en el cliente, Sebastián del Aguasal, que dudaba si las obras de la armadura del tejado están incluidas dentro del presupuesto del camarín:
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"Pues siendo el ajuste de d(ic)hos zien ducados p(o)r lo perttenezientte de d(ic)ho camarin, se le sattisfagan (a Antonio Cecilia), y ademas la manifacttura del tejado de d(ic)ha capilla maior; pues los dias que en d(ic)ha obra del tejado gastto, resulttan asenttados de mi puño al principio de un libro de correa que dejo, en cuio libro y en el cuerpo de el, resulta ttener recividos d(ic)ho Zezilia mill y ochentta y siette r(eale)s (de) v(elló)n para en cuenta de los zien ducados, y si el d(ic)ho Zezilia no se conformase en los dias puesttos en d(ic)ho libro, es mi volunttad que Joseph Muñoz vecino de estta vi(ll)a y maestro examinado ttase y regule la harmadura de d(ic)ho tejado de la capilla maior, y estto mismo se le abone a d(ic)ho Zezilia declarando el expresado P(adr)e Ponttones no enttrar en d(ic)ho ajustte de los zien duc(ado)s la ôbra y harmadura de d(ic)ha capilla" (xxv).
Como curiosidad se puede añadir que Antonio Cecilia fue "mayordomo" en la ermita del Cristo del Humilladero de Alcazarén durante el año 1761, así consta en el libro de cuentas de la Cofradía del Santísimo de esa población; asimismo, su firma como cofrade aparece en los siguientes años: 1762, 1763, 1765, 1767, 1769, 1773, 1774 y 1778 (xxvi).
Estudio artístico.
Adentrarse en el análisis estilístico de este camarín es una tarea que presenta varias dificultades en lo que se refiere a su estado de conservación, así como a la función que poseía como dependencia religiosa.
Como ya hemos dicho, este camarín estaba ligado a una ermita de la que no queda ningún vestigio; no obstante, una prospección arqueológica posibilitaría reconocer restos de la cimentación, ofreciéndonos algunos datos fiables sobre cómo sería el perímetro real de esta iglesia, aunque la colocación de múltiples tumbas alrededor del camarín, impiden, lógicamente, realizar ese cometido. Son, por el momento, los testimonios orales de algunos vecinos los que permiten aventurar una planta hipotética (Fig. 81) para dicha ermita, formada por una sola nave, rectangular, con tres o cuatro tramos, ausencia de crucero y de brazos sobresalientes, poseedora de testero plano, decorándose a través de bóvedas de cañón con lunetos (xxvii).
Suponemos, con toda lógica, que el retablo de la capilla mayor estaría formado por un banco o predela, que serviría como punto de arranque para por lo menos una calle de distribución, ignorándose a qué altura se colocaría la imagen de la Virgen (xxviii), característica sumamente importante para determinar si los fieles podían ver o no la talla desde dentro del camarín.
Precisamente, el camarín se adosó a la cabecera (Fig. 81), comunicándose con ella a través de un pequeño pasadizo que existía detrás del retablo principal, poseedor de un solo acceso por el lado de la Epístola; ese corredor, un tanto laberíntico, provoca que el camarín quede como un ámbito abierto, pero muy alejado del altar mayor; documentalmente se habla de "camarín", aunque funcionamente parece ser que presentaba algún problema, pues los fieles, una vez que han llegado hasta ese recinto, tendrían dificultades para ver la talla desde cualquier lugar.
(Fig. 81). Plantas hipotéticas de la ermita. Nótese que el camino hasta el camarín es angosto
y sin ningún vano, buscando la sorpresa de los fieles; de haberse realizado la decoración
de yeserías, el efecto devocional hubiese sido mucho más efectista; planimetría de Flavio Monje.
Esa falta de visión de la imagen devocional por parte de los devotos, nos hace pensar en una segunda función para el camarín, habitual en este tipo de construcciones, como si se tratase de un ámbito recogido, de difícil acceso, que suponga una exaltación del culto mariano, a través de unas yeserías, que lamentablemente nunca llegaron a realizarse; se desconoce con detalle el programa iconográfico, aunque la concepción espacial nos hace pensar que todo el camarín actuaría como un manto protector sobre los fieles.
La ausencia de elementos ornamentales y el acusado alejamiento de la imagen provocaron que el camarín fuese utilizado como sacristía, función que poseía este espacio poco antes del derribo de la ermita.
Arquitectónicamente, el camarín ideado por el padre Pontones constituye una de las obras más interesantes dentro del barroco castellano. Fray Antonio de San José encuentra su inspiración en la iglesia de Sant´Ivo alla Sapienza de Roma (Fig. 82), obra trazada por Borromini en los años centrales del siglo XVII; el monje arquitecto de La Mejorada consigue dotar a su proyecto de unos rasgos peculiares, que le confieren un sello novedoso con respecto al diseño original.
Su planta (Fig. 83) es un hexágono al que se abren una serie de trapecios encurvados y ábsides semicirculares, dispuestos alternativamente, provocando un constante movimiento en el paramento interior; esa frenética agitación se transmite al exterior, repitiéndose el dinámico juego entre recta y curva, que desgraciadamente hoy no podemos contemplar en toda su expresión, pues dos de las cuatro concavidades (Fig. 84) fueron destruidas cuando la ermita fue derribada.
[Desarrollo geométrico de la planta.]
(Fig. 82). BORROMINI. Planta de la iglesia de Sant´Ivo alla Sapienza, Roma (1642-1660).
(Fig. 83). PONTONES. Planta del camarín de la V. de la Vega, Alcazarén (hacia 1762).
(Fig. 84). PONTONES. Estado actual del camarín de la V. de la Vega(desde 1940 aprox.).
Fray Antonio de San José respeta el modelo italiano, aunque modifica su disposición. En efecto, la planta de Pontones (Figs. 83-84) se encuentra invertida con respecto a la traza de Borromini (Fig. 82). Posiblemente, la función del inmueble sea el elemento que condicione este cambio en la planimetría del edificio. Obsérvese, que Sant´Ivo es un templo y por tanto necesita de un ostentoso altar mayor, que aparece realzado a través de un magnífico nicho semicircular, mientras que ese mismo espacio en el camarín de Alcazarén se convierte en un trapecio, enfatizando, aún más, el movimiento envolvente de la planta, que en Sant´Ivo aparece condicionado por el camino axial hacia el presbiterio.
La sección (Figs. 85-87) revela una simplificación del patrón borrominesco (Figs. 88-90); llama la atención el escaso marcaje de los gallones en el intradós, la ausencia de linterna, la reducción de vanos, la disminución del entablamento y la transformación de los elementos decorativos, que adquieren un gusto típicamente hispano, como son las pilastras de escaso resalte, la sustitución de los capiteles clásicos por graciosas placas y el empleo de arquerías ciegas a base de formas mixtilíneas.
La escasa altura del camarín impide que la cúpula adquiera tanto protagonismo estructural como el desarrollado en la iglesia de Sant´Ivo. Existe, por contra, una extraordinaria cercanía entre los devotos y la bóveda, que de haberse decorado con las yeserías marianas, hubiese dotado de mayor barroquización al conjunto.
(Fig. 85). PONTONES. Sección transversal del camarín; plano efectuado por Flavio Monje.
(Fig. 86). PONTONES. Sección longitudinal del camarín; plano efectuado por Flavio Monje.
(Fig. 87). PONTONES. Vista interior del camarín; la ondulación del muro presenta numerosos
puntos de conexión con el templo de Sant'Ivo, tal y como se comprueba en las Figs. 88-89.
(Fig. 88). BORROMINI. Axonometría de Sant'Ivo alla Sapienza, Roma. (NORBERG-SCHULS, 1989).
(Fig. 89). BORROMINI. Sección de la iglesia de Sant'Ivo, Roma. (BLUNT, 1982).
(Fig. 90.1). BORROMINI. Vista interior del templo de Sant'Ivo alla Sapienza (foto I. Sailko);
compárese con la toma semejante de la V. de la Vega de la siguiente Fig. 90.2.
(Fig. 90.2). PONTONES. Vista interior del camarín de la Virgen de la Vega de Alcazarén;
compárese con la toma semejante de la de Sant'Ivo de la anterior Fig. 90.1.
El camarín del padre Pontones es una reducción del modelo de Borromini. Fray Antonio de San José emplea, fundamentalmente, ladrillo y yeso como materiales constructivos; de ese modo, recalca su capacidad para realizar una arquitectura de complejo concepto estructural, pero con escasos medios económicos.
La configuración espacial del interior se manifiesta al exterior mediante un prisma prácticamente cúbico (Fig. 80), cubierto a ocho vertientes, que presenta dos fuertes concavidades en los ángulos posteriores, pudiendo inspirarse nuevamente en la fachada del templo de Sant´Ivo. La enorme transformación que ha sufrido la entrada del camarín nos hace pensar que fueron suprimidas otras dos concavidades en los ángulos anteriores (Fig. 91), perdiéndose la sugerente combinación entre recta y curva, que debía predominar a lo largo de toda la superficie; ese movimiento que creaban las cuatro curvaturas era un auténtico anticipo de lo que nos espera en el interior. (Figs. 92, 92.1, 92.2, 92.3)
Nos encontramos, en definitiva, ante un camarín que es una auténtica licencia artística, tanto en su forma como en su función, parece un ejercicio caprichoso, un espectacular juego de líneas que impresione al observador, donde el padre Pontones nos muestra, una vez más, su inteligencia como proyectista.
(Fig. 91). PONTONES. Alzado en prespectiva del camarín de la V. de la Vega; exhibición
de alternativas entre lo rectilineo y lo curvilíneo; reconstrucción de Flavio Monje.
(Fig. 92). PONTONES. Axiometría del camarín de la V. de la Vega; obsérvese el movimiento
barroco que posee tanto al interior como al exterior; reconstrucción de Flavio Monje.
(Fig. 92.1). PONTONES. Vista interior de uno de los dinámicos ábsides que ornamentan el
camarín, repleto de recursos decorativos, pertenecientes al barroco español.
(Fig. 92.2). PONTONES. Pormenor de uno de los nichos cóncavos, decorado con paños
cajeados de gusto mixtilíneo y placas recortadas que sustituyen a los capiteles.
(Fig. 92.3). PONTONES. Detalle de uno de los trapecios del camarín, sobresaliendo por su
fuerte convexidad, que contrasta con el nicho semicircular, observable en su interior.
La influencia de Borromini en el padre Pontones.
Francesco Borromini (1599-1667) fue uno de los grandes talentos del Barroco; su arquitectura causó gran impacto por las extraordinarias novedades que presentaba. La iglesia de Sant´Ivo alla Sapienza (1642-1660) es una de sus obras más importantes, considerándose como uno de los hitos del Barroco del Seiscientos. La influencia estilística de este templo es perceptible en arquitectos como Guarino Guarini (1624-1683) y Bernardo Vittone (1704/5-1770), que traza el santuario della Visitazione al Vallinotto (1738-1739), cuya planta es una derivación de la de Sant´Ivo (xxix). Además de Italia, las formas borrominescas también tuvieron una fuerte incidencia en buena parte de los países centroeuropeos.
Con respecto a España, el primer ejemplo que quizás pudo inspirarse en la iglesia de la Sapienza es la capilla de Nuestra Señora de la Portería (1729-1733), localizada en el convento de San Antonio de Ávila, y que viene asignándose al arquitecto Pedro de Ribera (1683-1742); su planta imita, en cierta forma, a la de Sant´Ivo, pero buena parte de la sección interior y del alzado exterior tienden hacia un lenguaje que está más a tono con el Barroco castizo (xxx). Sin lugar a ningún tipo de dudas, el camarín de la Virgen de la Vega de Alcazarén (hacia 1762) es el ejemplo español, que mejor se identifica con la iglesia de Sant´Ivo, asimilando el concepto estructural de Borromini.
No consta documentalmente que el padre Pontones (1709/10-1774) viajase alguna vez a Italia. Su ingreso en una Orden como la Jerónima, eminentemente española y sin casa madre en Roma, provocó que fray Antonio de San José nunca saliese de nuestras fronteras; esta circunstancia nos hace pensar que el conocimiento visual sobre la Sapienza procede de las estampas calcográficas de algún libro (xxxi). Una de las fuentes de inspiración más verosímiles pudo ser el volumen de Gian Giacomo de Rossi, titulado Insignium Romae Templorum..., (Roma, 1684) (xxxii). Llegamos a esta conclusión, porque en ese ejemplar existen diversas ilustraciones sobre edificios romanos, como son la basílica de San Pedro (xxxiii), el templo del Gesù (xxxiv) y la iglesia de Sant´Ivo (xxxv); curiosamente, las dos primeras obras son citadas por Pontones en un informe, fechado el 21 de marzo de 1759, que versa sobre cuál es el modelo de cúpula más adecuado para construir un nuevo cimborrio en la catedral de Salamanca (xxxvi). Es muy probable, por tanto, que Pontones pudiese utilizar el libro de Rossi para conocer las diferentes cúpulas de Roma y al mismo tiempo quedaría impactado por la concepción arquitectónica de Sant´Ivo (xxxvii).
Cronológicamente, el camarín de fray Antonio se realiza un siglo después de haberse finalizado la capilla universitaria de Roma; así pues, la influencia de este ejemplo borrominesco con respecto a España es bastante tardía.
El camarín ideado por el padre Pontones no repercute en la obra de otros arquitectos españoles del siglo XVIII, posiblemente por levantarse en una población pequeña, que se encuentra alejada de las grandes capitales castellanas y de la propia corte madrileña, impidiendo que fuera visitada por los mayores expertos en el arte de la arquitectura.
En sí mismo, el camarín de Alcazarén es una obra excepcional dentro del catálogo del padre Pontones, ya que sus otros camarines son similares en materiales y presupuesto, pero bastante diferentes en estructura y decoración (xxxviii); estas insólitas características no quitan para señalar que fray Antonio de San José escribe con este camarín una de la páginas más importantes dentro de la arquitectura barroca en España.
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NOTAS
i. Sobre esta obra puede verse MARTÍN GONZÁLEZ, 1967, págs. 177-179 y fig. 83 (planta de la citada capilla).
ii. Esta capilla con su correspondiente camarín fueron terminados en 1746, según se lee en las inscripciones que decoran el interior de ambos recintos, así lo indica MARTÍN GONZÁLEZ, 1967, pág. 188; más información sobre esta obra en BRASAS, 1977, págs. 161-165 y en REDONDO, MENÉNDEZ, 1996 (b), nota 67.
iii. No nos consta documentalmente que Pontones estuviese alguna vez en este monasterio, pero es muy posible que supiese de su existencia y en cierto modo de su arquitectura, a través de las fuentes librescas, consultadas probablemente en la biblioteca de La Mejorada.
El último estudio sobre el camarín de este monasterio extremeño ha sido realizado por GARCÍA RODRÍGUEZ, TEJADA VIZUETE, 1996.
iv. Esta información se ha tomado del Archivo Histórico Nacional (A.H.N.) Consejos, leg. 35.473, exp. nº 1, pieza titulada: "Osma. Lg. 332", fols. 319-320.
La relación entre Pontones y otro camarín real se verifica el 19 de diciembre de 1757, cuando fray Antonio de San José firma un dictamen sobre las obras que necesita el Palacio Real de Valladolid, diciendo lo siguiente: "el camarin que havia en estte patio dettras del Alttar de la Capilla faltó absoluttamentte por lo que no se considera reparacion alguna", (Archivo General del Palacio Real de Madrid (A.G.P.R.M.) Administrativo, leg. 1.285/2, sin foliar).
v. MARTÍN GONZÁLEZ, 1967, págs. 175-188.
vi. BRASAS, 1977, págs. 14-24.
vii. ZALAMA, 1987.
viii. "Precisamente en 1762 Pontones supervisaba la construcción del camarín de la Virgen de la Vega en la desaparecida ermita del mismo Alcazarén, que realizaba el maestro Antonio Cecilia con trazas probablemente suyas y que se decoraba con yeserías - con los atributos de María Santísima -", (Archivo Histórico Provincial de Valladolid (A.H.P.V.) Protocolos, leg. 10.196, fol. 25 del año 1762): texto tomado de FERNÁNDEZ DEL HOYO, 1990, págs. 115 y 117, (nota 25).
ix. GONZÁLEZ, ARAMBURU, ALONSO, POLO, 1991, pág. 519, nota 4: "En 1762 (Pontones) supervisó la construcción del camarín de la Virgen de la Vega, construida por Antonio Cecilia, pero probablemente con trazas de Pontones".
x. "En 1762 había dado las condiciones para construir el camarín de la ermita de la Virgen de la Vega en Alcazarén (Valladolid)", "(nota 103: FERNÁNDEZ DEL HOYO, 1990, p. 115 y A.H.P.V. Protocolos, leg. 10.197, fols. 106 vº 107)"; texto y nota a pie de página tomados de REDONDO, MENÉNDEZ, 1996 (b). Obsérvese que estos dos historiadores aportan una segunda referencia manuscrita (leg. 10.197), que en este caso debemos considerar complementaria porque se trata de una copia con ligeras modificaciones del testamento, que fue dado a conocer por Fernández del Hoyo (ibid., pág. 115), y en el que no se añade nada nuevo sobre el camarín de la Virgen de la Vega. Con respecto a la cronología, la lectura de los documentos (A.H.P.V. Leg. 10.196, fol. 25 y 10.197, fols. 106 vº y 107) nos hace pensar que si existieron condiciones de obra por parte de Pontones fueron, desde luego, anteriores a 1762.
xi. Hasta el momento, los testamentos de Juan del Aguasal Oro (17-11-1747) y los de sus hijos, Sebastián (15-02-1762 y 10-06-1763) y Juan Antonio (25-06-1763), nos ofrecen los únicos datos que se conocen, por ahora, sobre el proceso constructivo del camarín de la ermita de la Virgen de la Vega en Alcazarén; sus correspondientes signaturas aparecen en las siguientes notas a pie de página.
xii. A.H.P.V. Protocolos, leg. 10.188, testamento de Juan del Aguasal Oro, 17-11-1747, fol. 207; el nombre del cura y vicario es don Diego Ramírez de Arellano, fol. 202 vº. En esa misma cláusula (nº 12), Juan del Aguasal declara que tiene en su poder 134 reales, pertenecientes a los fondos de la ermita de la Virgen de la Vega y manda que se digan 12 misas en ese recinto religioso, por su alma, cuando abandone la vida terrenal. Juan del Aguasal Oro fallece el 24 de noviembre de 1747, siendo enterrado en la parroquia de San Pedro de Alcazarén (Valladolid); la partida de defunción puede verse en el Archivo General Diocesano de Valladolid (A.G.D.V.) Libro de difuntos de la iglesia de San Pedro de Alcazarén, 1727-1780, fol. 90-90 vº.
xiii. Sus nombres eran Juan Antonio, Maria Antonia, Bernabé, Sebastián, Agustina y los religiosos Isabel del Aguasal Villanueva y fray Bartolomé de la Virgen, (A.H.P.V. Protocolos, leg. 10.188, fol. 208).
xiv. Así consta en los dos testamentos realizados por Sebastián del Aguasal, el primero de ellos el 15 de febrero de 1762 (A.H.P.V. Protocolos, leg. 10.196: "pedí la lizencia para su reedificación a su S. I. el Sr. Obispo de Segovia", fol. 26), y el segundo el 10 de junio de 1763 (A.H.P.V. Protocolos, leg. 10.197: "pedí la lizenzia para hacer d(ic)ho camarin al Ilmo. Sr. Obispo de Segovia por quien se me conzedio", fol. 106 vº); se ha buscado esa solicitud en el Archivo General Diocesano de Segovia (A.G.D.S.), pero lamentablamente no ha aparecido dentro de sus fondos documentales.
Anótese que Alcazarén pertenecía al arcisprestazgo de Íscar, y que a su vez, éste dependía de la diócesis de Segovia; cfr. ANUARIO, 1916, pág. 252.
xv. Este texto aparece en las siguientes escrituras testamentarias de Sebastián del Aguasal: A.H.P.V. Protocolos, leg. 10.196, fol. 26, (15-02-1762), y leg. 10.197, fol. 106 vº (10-06-1763).
Sebastián del Aguasal murió el 22 de junio de 1763 y fue enterrado al día siguiente, su partida de defunción aclara perfectamente que los Aguasal costearon toda la obra; la transcripción del documento es la siguiente: "(Don Sebastián) mandó que se den a Nuestra Señora de la Vega dos ovejas; ytem mandó que a costa de sus bienes se concluiese el camarin de d(ic)ha hermita pagando de ellos lo que no alcanzase el dinero que para en poder de Juan Antonio del Agusal (Villanueva), su hermano, de la manda de Juan del Aguasal (Oro), su padre, devajo de cuia condicion fue pedida y conzedida por su S(ant)a Il(ustrísi)ma la lizencia, la que fue cometida a mí(,) el infraescrito cura (don Diego Ramírez de Arellano), previniendo en d(ic)ha clausula de su testamento que se a de tallar, y tarrajear desde la cornissa arriba figurando y trazando atributos de María Santíssima", (A.G.D.V. Libro de Difuntos de la iglesia parroquial de San Pedro de Alcazarén, 1727-1780, fols. 160 vº y 161).
xvi. "Ytt(em) es mi voluntad que a la hermita de Nra. Sra. de la Bega de esta villa se le pague de mis vienes la cantt(idad) de m(a)r(avedíe)s (...) de Juan del Aguasal mi padre (que) quedó a mi cargo para aiuda de la obra de su camarin y ademas es mi voluntad se den de limosna para dicho fin zien r(eale)s de vellon por una vez", (A.H.P.V. Protocolos, leg. 10.197, testamento de Juan Antonio del Aguasal Villanueva, otorgado el 25 de junio de 1763, fol. 119).
El mencionado Juan Antonio del Aguasal murió el 11 de marzo de 1764, constando en el libro de fallecidos el siguiente documento: "que se pagase a la hermita de Nuestra Señora de la Vega en término de esta villa la cantidad de maravedíes que en la quenta y en la partición de los bienes de su padre(,) Juan de el Aguasal, quedó a su cargo para la obra del camarín; y que para el mismo fin se diesen de su limosna 100 reales de vellón por una vez", (A.G.D.V. Libro de Difuntos de la iglesia parroquial de San Pedro de Alcazarén, 1727-1780, fol. 169-169 vº).
xvii. Así consta en el testamento de Sebastián del Aguasal, donde dice: "Ytt(em) es mi volunttad que de mis vienes se concluia la obra del camarin (...), tallandole y ttarrajeandole dejando figurado en la talla, que estta, solo ha de ser de la cornisa para ârriva, los atributos de Maria Santtisima", A.H.P.V. Protocolos, leg. 10.196, 15-02-1762, fol. 26.
xviii. A.H.P.V. Protocolos, leg. 10.197, fol. 106 vº.
xix. "Con declaracion de que ttoda la obra del d(ic)ho camarin, estta ajustada con Anttonio Zezilia vecino de estta vi(ll)a en zien ducados el darle tarrajeado, blanqueado, asenttado puerta, transparente y bidrieras, como higualmente enladrillarle, y por quantto ttenemos la duda de si enttrava en d(ic)ho ajuste de los zien ducados la harmadura del tejado de la capilla maior respectto haver sido estte ajuste por el Padre fr(ay) Anttonio de San Joseph Ponttones religioso en el de N(uest)ra S(eño)ra la Mejorada", (A.H.P.V. Protocolos, leg. 10.196, 15-02-1762, fol. 26 y 26 vº); este documento se repite nuevamente en el A.H.P.V. Protocolos, leg. 10.197, 10-06-1763, "respecto havia sido (dado) este ajuste por el R(everen)do P(adr)e Fr(ay) Anttonio de San Joseph Ponttones", fols. 106 vº y 107.
xx. Llegamos a esta cifra tomando como referencia el sueldo de Pontones en el Consejo de Castilla, que consistía en 4 ducados por día trabajado, equivalentes a 44 reales de vellón, (A.H.N. Consejos, leg. 27.053, exp. 2, pieza titulada: "Salas de Infantes. Año de 1758", fols. 107-107 vº).
xxi. Como por ejemplo, las dos capillas realizadas en 1765 para La Mejorada de Olmedo con un costo de 2.000 reales, cfr. para más información cap. IV.
xxii. A.H.P.V. Protocolos, leg. 10.196, 15-02-1762, fol. 26 vº y A.H.P.V. Protocolos, leg. 10.197, 10-06-1763, fol. 107.
xxiii. El obispo de Segovia "nombro por commisionado para la conclusion de d(ic)ha obra al Liz(encia)do D(o)n Diego Luis Ramirez de Arellano cura propio de la parrochial de Santtiago de estta villa y vicario de ella", (A.H.P.V. Protocolos, leg. 10.196, 15-02-1762, fol. 26) y (A.H.P.V. Protocolos, leg. 10.197, 10-06-1763, fol. 106 vº).
xxiv. A.G.D.V. Libro de fábrica de la iglesia parroquial de Santiago de Alcazarén, años 1758-1840, fol. 57 vº; un estudio monográfico sobre esta obra puede verse en el cap. IX.
xxv. A.H.P.V. Protocolos, leg. 10.196, 15-02-1762, fol. 26 vº y A.H.P.V. Protocolos, leg. 10.197, 10-06-1763, fol. 107.
xxvi. A.G.D.V. Manual de Cuentas de la Cofradía del Santísimo, 1736-1930, parroquia de Santiago de Alcazarén, fol. 39-39 vº.
xxvii. Esta breve descripción sobre la ermita y disposición del camarín se debe al testimonio de Dña. Emilia Villareal Muñoz, vecina de Alcazarén, que en 1997 tenía la edad de 84 años, uno de los escasísimos testigos que vieron cómo era ese templo.
xxviii. Actualmente, la figura de la Virgen de la Vega se encuentra en la parroquia de Santiago, en Alcazarén; se trata de un imagen de alcuza, vestida con indumentaria ornamental.
xxix. NORBERG-SCHULZ, 1989, pág. 209 y WITTKOWER, 1995, págs. 425-426.
xxx. La primera interpretación sobre la influencia de Sant´Ivo en la capilla de la Portería se debe a KUBLER, 1957, pág. 179. Posteriormente, RODRÍGUEZ G. DE CEBALLOS, 1987, págs. 32-33, señala que la capilla castellana es "una adaptación simplificada de la planimetría de San Ivo alla Sapienza, aunque sólo al nivel del plano y sin las implicaciones volumétricas y estructurales que en el templo de Borromini surgen de la intersección de dos triángulos proyectados sin interrupción desde el suelo hasta la cúpula". Nuevas puntualizaciones sobre la capilla de la Portería pueden verse en RODRÍGUEZ G. DE CEBALLOS, 1996, págs. 78-79. Más información sobre esta obra en VERDÚ, 1987, págs. 11-91, o en VERDÚ, 1998, págs. 73 y 154-161.
xxxi. Recuérdese que Pontones consultó, con seguridad, las bibliotecas del Consejo de Castilla y del Monasterio de La Mejorada, cuyos fondos debía conocer de forma exhaustiva, cfr. cap. I para ampliar los conocimientos de fray Antonio sobre dichas bibliotecas.7
xxxii. "IL NUOVO TEATRO DELLE FABBRICHE ET EDIFICII IN PROSPETTIVA DI ROMA MODERNA SOTTO ... ALESSANDRO VII". Roma, Giov. Iacomo Rossi, 1665, Grabados de Giov. Batt. Falda. "INSIGNIUM ROMAE TEMPLORUM PROSPECTUS EXTERIORES INTERIORES QUE A CELEBRIORIBUS ARCHITECTIS INVENTI NUNC TANDEM SUIS CUM PLANTIS AC MENSURIS A IO. IACOBO DE RUBEIS ROMANO SUIS TYPIS IN LUCEM EDITI AD AEDEM PACIS CUM PRIVILEGIO SUMO PONTIFICIS. ANNO MDCLXXXIIII"; se ha consultado el ejemplar existente en la Biblioteca de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que lleva la signatura C-45 o C/Cª G-Est1.
xxxiii. Ibid., láminas 3-9.
xxxiv. Ibid., láminas 20, 21 y 22.
xxxv. Ibid., lámina 40 (alzado): "EXTERIOR FACIES THOLI ECCLESIAE S. IVONIS IN GYMNASIO ROMANAE SAPIENTIAE. Eq. Francisco Borromino Architecto"; lámina 41 (sección): "FACIES INTERIOR CUM ALTARI ECCLESIAE S(AN)TI IVONIS IN GIIMNASIO ROMANAE SAPIENTIAE. Eq. Francisco Borromino Architecto"; lámina 42 (planta): "VESTIGIUM ECCLESIAE SANCTI IVONIS IN GIIMNASIO ROMANAE SANPIENTIAE. Eq. Francisco Borromino Architecto".
xxxvi. A.C.S. Actas Capitulares, 1755-1759, nº 55 bis, fols. 114-118 vº; completa información bibliográfica sobre este documento en el cap. VI.
xxxvii. Si Pontones conoció la Sapienza en 1759 podríamos pensar que el camarín de Nuestra Señora de la Vega podría haberse empezado a construir desde por lo menos ese año, aunque esta teoría no pasa de ser una pura hipótesis, ya que fray Antonio podría haber tenido conocimiento del ejemplar de Rossi desde mucho tiempo antes.
Otra posible fuente de inspiración para Pontones pudo ser la obra titulada: "Opera del Cavaliere Francesco Boromino. Cavata dai suoi originali cioè la chiesa, e fabrica della Sapienza di Roma con le vedute in Prospettiva e con lo Studio delle Proporzioni Geometriche, Piante, Alzate, Profili, e Spaccati". Roma, 1720, (nosotros hemos consultado la edizione in facsimile con la presentazione di Piero Bianconi; Lugano, Giulio Topi, Editore-Stampatore, 1967). El lector debe prestar especial atención a las láminas, que continuación relacionamos: Nº VI (alzado de la iglesia), Nº VIII (sección transversal con vista del altar mayor), Nº IX (sección transversal de la entrada a la iglesia), Nº X (planta de la iglesia), Nº XX (detalle de la planta), Nº XXXIX (nuevo detalle de la planta), Nº XLI (segundo detalle de la planta), y última lámina (planta de la iglesia y estructuras adyacentes).
xxxviii. Nos referimos al camarín para el Monasterio de La Mejorada, (vid., cap. IV), camarín en la capilla del Pilar dentro de la catedral de Ciudad Rodrigo (cfr., cap. VI), así como la capilla del Carmen de Alcazarén, que también puede funcionar como camarín, (véase, cap. IX [incluido en otro apartado de esta página web]).
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ABREVIATURAS
A.C., Actas capitulares; aprox., Aproximadamente; cª., Caja; cap, Capítulo; carp., Carpeta; cfr., Confróntese; ed., Edición; exp., Expediente; fac., Facsímil; fol., Folio; ibid., Igual que el anterior; ms., Manuscrito; nº., Número; ob. cit., Obra citada; pág., Página; reg., Registro; s.f., Sin foliar; ss., Siguientes; vº., Vuelto; vid., Véase.; vol., Volumen.
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Las fiestas del pueblo se han celebrado hasta hace pocos años (2002) el 8 de septiembre, día de la Virgen de la Vega. Se sigue celebrando en esa fecha el día de la Virgen, patrona del pueblo.
Para más información sobre la historia de la ermita, vease el apartado Las fiestas de Alcazarén en épocas pasadas, por Carlos Arranz Santos.
Enlaces relacionados
Francesco Borromini en Wikipedia
Iglesia de Sant´Ivo alla Sapienza en Wikipedia
Islas y Territorio, Borromini y la geometría
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