Después de Gerónimo

Después del pago a Don Gerónimo

A principios del siglo XVIII Alcazarén, villa de realengo, perteneciente entonces a la diócesis de Segovia, atravesaba un mal momento económico. Había pertenecido a la jurisdicción de Olmedo hasta el 27 de octubre de 1654, y debido al pago que tuvo que realizar a Don Gerónimo de Mendiola, la villa tuvo que endeudarse y, tomando un censo para pagar otro, fue acrecentando la deuda hasta tener que hipotecar, en 1704, todos sus bienes (1).

Esta situación de retroceso, agravada frecuentemente por las malas cosechas, que obligaban al Ayuntamiento a tomar drásticas medidas (como la del 5 de mayo de 1735, en que dispuso que se mezclasen una fanega de trigo y otra de cebada para hacer pan y socorrer así a los pobres, regulando que el precio no superase el maravedí y prohibiendo la venta de pan a los forasteros) (2), tuvo una plasmación más evidente en la evolución demográfica y urbana que sufrió la villa desde la mitad del siglo XVIII hasta mediados del siglo XIX.

Así, de los 260 vecinos que habitaban Alcazarén en 1752, se pasó a 197 en 1840, y las 250 casas (6 de ellas arruinadas) se redujeron a 214 (3).

Alcazarén producía principalmente trigo y cebada, aunque también recogía centeno, algarrobas, garbanzos, vino, rubia, piñón, etc., ocupándose más de la mitad del vecindario en la recolección y monda del pinar y en la producción de yeso que, a mediados del siglo XVIII, Sebastián y Bernabé Aguasal distribuían por toda la zona con sus carretas, para cuyo servicio tenían 160 reses (4). Estas y aproximadamente el mismo número de cabezas de ganado lanar eran casi la totalidad de la cabaña de la villa.

La villa tenía dos iglesias parroquiales, San Pedro, y Santiago, que emprendieron durante el siglo XVIII importantes reformas. Así, la primera, donde se colocó el reloj de la villa -por lo que el edificio consistorial nunca tuvo una torrecilla con esta finalidad- (5) realizó las bóvedas para cuya fábrica el maestro de albañilería y carpintería José Castander Uzeta, vecino de Medina del Campo, otorgaba escritua y condiciones el 6 de abril de 1737. Asimismo, adquirió un nuevo retablo mayor y sus correspondientes colaterales y compró un órgano (6).

También la parroquia de Santiago hizo varias adquisiciones e importantes obras durante el siglo XVIII, destacando principalmente las de la capilla-camarín de la Virgen del Carmen, situada al lado del evangelio en su cabecera.

En la villa existía una pequeña ermita dedicada a San Roque, y a mediados del siglo XVIII se construyó otra, de grandes proporciones, dedicada al Santísimo Cristo, junto a la que, en 1777, se estaba construyendo un "Calvario de piedra" (7).

El Concejo llevo a cabo algunas obras, además de las casas del ayuntamiento (primer cuarto del siglo XVIII), como un molino en el río Eresma realizado en el primer tercio del siglo XVIII (8) y en 1795 una fuente "a la iglesia de San Pedro", donde se colocó una inscripción siguiendo la información enviada a la villa el 28 de agosto de 1778, por la que se mandaba colocar en todos los puentes y otras obras públicas de nueva planta, el "pidamide" o lápida con inscripción que señalase en año y reinado en que se había realizado la obra (9).

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(1) Archivo Histórico Provincial de Valladolid, prot. 10167, fols, 179-182.

(2) Ibidem, prot. 10176, fol. 172.

(3) A:G:S., D.G.R., nº 648, fol. 4; P. Madoz, págs. 444-445.

(4) A.H.P.V., prot. 10176, fols. 20 y ss.

(5) El 30 de agosto de 1716 José de Murcia, vecino de Valladolid, otorga escritura para reparar el reloj de la villa en 260 reales de vellón, aconsejando que se ponga llave en la puerta donde está alojada la maquinaria. A.H.P.V., prot. 10213, fol. 34.

(6) ibidem, prot. 10182, fols. 129-136; J.C. Brasas Egido, Catálogo Provincial de la Provincia de Valladolid. Antiguo partido Judicial de Olmedo, tomo X, Valladolid 1977, pág. 15.

(7) A.H.P.V., prot. 10203, fol. 48.

(8) Ibidem, prots. 10176, fols. 38 y 46; 10216, fol. 104; 10512, fol. 108.

(9) Ib. 102203, fol. 69.

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